NOCHE DE REYES MAGOS
A mitad de mi vida, compruebo como gran verdad que la mirada
desde
lo personal es diferente.
Casi ha
coincidido este descubrimiento, con el despertar al Año
Nuevo, a eso del mediodía,
obviamente.
Así es, sin contradicciones,
las madres difícilmente dejamos
de madrugar para atender las necesidades de
nuestros hijos.
Sin embargo, nuestro estímulo
para obtener aunque sea la ansiada
sonrisa de los párvulos puede ser muy
posterior, fundamentalmente
cuando han pasado la decena de sus años. Y luego de recordar los
brindis con la mirada
amorosa de ellos y alguna forzada de otros
familiares, especialmente de los ausentes, nos damos cuenta de lo
mal que
han quedado cortadas las papas para la ensalada, y aún
dudamos acerca de los
condimentos adecuados para la aceptación
de todos los comensales, odiando
deliberadamente preparar
diferentes fuentes con el detalle que las diferencie
para que cada
uno se sirva de la que está de acuerdo a sus pretensiones.
Afortunadamente, pasada la tensión de cada
fiesta, surge el
triunfo de lo positivo de aclarar, protestar y expresar las más
inesperadas ocurrencias. No hay ninguna
duda: siempre es mejor
hablar que callar… Observar que evadir… Dudar a
contentarse.
¡¡¡Gracias a los Reyes Magos por el regalo de estas revelaciones
que han de marcar el Año Nuevecito con mayor atención y
responsabilidad!!! Para conformarnos, aguantar lo que venga en
resignación y pasividad, ya tendremos tiempo
cuando nos toque estar del otro lado de la tierra!!!
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